¿Qué sostiene el peso de la flor? ¿Qué la despoja de la gravedad que nos empuja a todos hacia el centro de la tierra? ¿No quisieran las flores, ocasionalmente, arrancarse de la raíz que las sostiene? Especialmente en los días de tormenta severa, cuando el agua impiadosa cae y ahoga cada pétalo, cuando las oleadas de viento amenazan con llevar sus hojas lejos, perderlas en otro paisaje distinto y forastero, o cuando el sol irradia un calor insoportable que las hace transpirar y resecarse casi como en el mismo infierno.